Mont-Roig del Camp, un pueblo con un encanto desbordante, otro destino que no te puedes perder.
Sus montañas rojas presididas por la Ermita Mare de Déu de la Roca en lo más alto, crean un mirador natural que ofrece unas vistas espectaculares.
¡Hasta el mismísimo Miró se enamoró de sus paisajes tan característicos! Decidió establecerse en este pueblo y dejó una gran huella, tanto artística como personal. Se puede visitar su recientemente reformado Mas Miró, el cual fue su casa particular, y los distintos enclaves que inspiraron muchas de sus obras.
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